Recientemente
escuche en una canción la frase "no sirve darle educación al pobre si le
das una pobre educación" y estuve perfectamente de acuerdo con esa
afirmación. La reflexión no se quedó allí, sino que pude relacionarla con
varias cosas notables en nuestra realidad.
Como estudiante venezolana conozco de primera mano las fallas y las virtudes de nuestro sistema educativo. Y si bien los números favorecen la apreciación sobre este tema, colocándolos en la posición 45° en el ranking de tasa de alfabetización a nivel mundial ¿Eso quiere decir que en Venezuela se está educando a las personas adecuadamente? Acaso ¿saber leer y escribir es suficiente?
Es cierto que poder leer es sumamente importante para la educación, pero existe una diferencia entre poder hacerlo y saber hacerlo. La diferencia radica en los conocimientos que se adquieren, pues leer no solo se trata de saber que significan las sílabas unidas entre sí, sino de entender las ideas que se unen durante un texto.
El proceso de
aprendizaje se trata justamente de eso, saber entender para aprender y es
justamente allí donde se encuentran las fallas de nuestro sistema educativo. No
se está enseñando a los jóvenes a buscar la forma más adecuada para sí mismos y
así entender mejor lo que leen. Todo se trata de traducir la lectura en
conocimiento.
Nuestro
cuadrado y poco personalizado sistema de educación no está tomando en cuenta
las particularidades de los alumnos y aunque existan profesores o instituciones
dispuestos a brindar a sus estudiantes una formación más integral basada en el
verdadero conocimiento, no solo sobre los distintos temas del pensum académico
sino sobre sí mismos, esta intención resulta en convertirse en algo exclusivo y
no en la norma, ni en un derecho para la mayoría de la población. Y a final de
cuentas en nuestro país la educación es un derecho de todos, aunque debería
especificarse en ello la “buena educación”.
"Hemos
comprobado que si se da importancia a la equidad y a la cooperación y no al
derecho a elegir y a la competencia, se crea un sistema de enseñanza en el que
todos aprenden bien", explica Pasi Sahlberg, pedagogo finlandés, afincado
en la Universidad de Harvard y autor del libro Finnish lessons, para el portal
La Vanguardia.
Cuando vemos este sistema
educativo podemos notar tres fallas evidentes si se mira de cerca. La primera
tiene que ver con la atención generalizada que reciben los estudiantes debido a
que hay una población increíblemente numerosa de estudiantes en comparación a
la cantidad de profesores que se encuentran ejerciendo y están a su disponibilidad,
esto es causado por el poco valor laboral que se le da a los maestros y
profesores dentro de nuestro territorio. La segunda tiene que ver con el
desaprovechamiento de los espacios que posee nuestro país para
complementar el aprendizaje, entre ellos las bibliotecas, museos, galerías,
hemerotecas, y otros lugares que podrían ser fuente de saber al brindar
experiencias innovadoras a jóvenes acostumbrados a solo copiar de un
pizarrón. Y por último la rigidez del
sistema que imparte conocimientos al no entender que no todos los seres humanos
son iguales y mucho menos logran aprender de la misma manera.
La Teoría de las
Inteligencias Múltiples desarrollada por Gardner, propone que la inteligencia
no es un conjunto unitario que agrupa diferentes capacidades específicas, sino
una red de conjuntos autónomos, relativamente
interrelacionados. Los
tipos de inteligencia van desde 8 a 12 en cantidad, son algunas como: la
matemática, la lingüística, la cinestésica, interpersonal, intrapersonal,
musical, espacial, entre otras. Si tomamos en cuenta esto ya podemos notar que
el error está en asumir que todos podemos aprender a hacer las cosas de la
misma manera y se afinca en la palabra “asumir” cuando el sistema educativo da
por entendido que al poder identificar palabras en el papel los individuos y
sobre todo los jóvenes, se encuentran en capacidad de adquirir conocimientos
por sí mismos. Entonces, ¿está será la generación de los sabios?
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