Una
memoria fosforescente
El desconcierto inesperado de una
invitación a hacer fotos fue una entrada que hice con el fin de drenar todo lo
que corría por mi mente luego del asesinato de Juan Pablo Pernalete el 26 de
abril de 2017.
Escribir se volvió una manera de soltar el
rencor que predominaba en el ambiente que me rodeó, una vía fácil de disolver
la tristeza porque, cuando escribes, la cosas se hacen más fáciles ya que no
chocas con ese nudo que te aprisiona la garganta.
A continuación mis palabras de aquel
momento, palabras que 365 días después y un poco más siguen vigentes:
"Estamos
bajo la bota. Caminamos en montañas de muertos por razones injustas. Por
insensatez, egoísmo y mucho rencor nacido de un sentimiento de inferioridad
transmitido por el que calza la bota y, desgraciadamente, un repudio absorbido
por los que se la pulen todos los días.
Quizá
no nos imaginamos que ayer sería un día trágico, estuvimos en el mismo lugar
sin estarlo; viajamos a allí y el dolor fue el mismo. Al menos para mí fue así,
porque al igual que muchos, reconozco que esa pude haber sido yo. Ni siquiera
pensamos que los días anteriores serían duros también.
Todos,
unos días llenos de vileza y plena disposición a apretar el gatillo; a formar
una nube de humo asfixiante alrededor del que parece débil, y digo parece
porque la fragilidad de la voluntad no es inferior al de un ser que dispara,
mata y se ríe de ello. El débil es otro por creer que lustrar una bota que lo
pisotea y manipula está bien.
Mi
cara es constantemente la de este señor. Yo también me he sentado en una silla
y me he puesto a pensar en cómo ayudar, qué aportar para que el titular del
periódico que lee, algún día, en un momento, cambie. Porque es mi mayor deseo.
¿Por
qué está mal visto querer que la tormenta acabe? ¿Por qué debe ser constante?
Espero
salir algún día a tomar fotos otra vez y observar gestos alejados de la
angustia, el miedo, la paranoia, porque considero que tú lo mereces y yo
también. Espero que el desconcierto sea, en un futuro, porque la tormenta se
esfumó. Y porque el señor de botas pulcras, pero de corazón sucio,
desapareció."
Sigue teniendo validez porque él fue uno
más que se sumó a la larga lista de personas que, en definitiva, dieron su vida
por tener algo mejor.
Hoy es extraordinario leerlo y pensar que
nada cambió, que nos quedamos nuevamente estancados en lo que pudo ser. En que
seguimos dejándonos llevar por la "fuerza oscura" y parece volverse
más implacable que nunca.
Es un texto que se convirtió en una
memoria constante, de esas que se viste de colores fosforescentes para que la
veamos un día, reaccionemos y busquemos justicia; o en su defecto, convertirla
en una razón para no dejarle paso nunca más a alguien que por el poder se ha
mofado de las caras de la libertad y el progreso de un país entero
Foto: Centro Comercial IPSFA "Los
Próceres" - Febrero 2017.
Por: María José Dugarte Bernal.
@majodugarte_
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