Por: Stephanía Moreno.
Las personas de la tercera edad
en la actual crisis que atraviesa Venezuela, no sólo tienen que lidiar con la
falta de medicinas y la escasez de alimentos, sino que también sus familiares
están emigrando y los dejan solos, viéndose ahogados en una soledad muy
incontrolable que a muchos los ha llevado a la locura senil o a vivir en las
calles.
El olvido es una de las
soluciones más “prácticas” para la familia de los ancianos. Muchos de ellos han
sido abandonados y viendo como se valen por sí mismos viviendo en una casa
donde lo único que los rodea son cuatro paredes y mucha tristeza.
Actualmente, he observado muchos
señores mayores en las calles de Caracas, donde prácticamente lo único que se
puede apreciar es un montón de huesos sobresaliendo de su vestimenta, ya que no
se alimentan de la manera como es debida, la suciedad y quizás “amigos
imaginarios” son su única compañía. Muchos de ellos no se encuentran en las
calles por gusto, sino porque algunos son botados de su casa porque no pueden
mantenerlos o se pierden y no encuentran donde está su casa, y recientemente
uno de los casos más frecuentes es que sus familiares se van del país y
simplemente los apartan de sus vidas.
Ellos cuidaron de nosotros cuando éramos niños, siempre hubo un amor
incondicional en la relación de padre e hijo. Por ende, considero que moral y
legalmente este tipo de acciones debería ser penada, al abandonar
a tus seres queridos en las calles no solo estas dejándolos desprotegidos sino
que también hay muchas más probabilidades de que mueran antes de tiempo, ya que
su salud e integridad está en juego. Deberíamos unirnos como sociedad para
evitar que las calles estén llenas de personas mayores sin hogar, crear más
asociaciones y fundaciones que velen por estas personas y otras que sancionen a
aquellos que decidieron descuidar a sus padres, abuelos o familiares.
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