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En Venezuela desde los últimos tres años se ha evidenciado una seria decadencia en la situación económica, política y social Venezolana; expertos avizoraban lo que hoy es una realidad, a consecuencia de lo antes descrito hoy en todos los estratos de la sociedad se evidencian altos índices de desesperación, aunado esto a que a consecuencia de la crisis económica, se ha desatado una hambruna muy comparable con la de varios países africanos, sin embargo, diversas ONG se están dedicando a tiempo completo a palear de alguna u otra manera a través de donativos y operativos solidarios el hambre de los más necesitados.
En importante mencionar que los afectados en la desesperación en la que se nos ha vuelto el país, incluye a todos los sectores de la sociedad, pero mantiene un impacto mayor en la clase media, entiéndase que la clase media es la que trabaja mucho para vivir en un estatus en el cual pueda acceder a los bienes, servicios y demás comodidades que otorga el status en general; ello coacciona en una variable, la clase media venezolana es la menos beneficiada en la política social denominada CLAP (Comité Local de Abastecimiento y Producción), política en la cual se es otorgada a la población una cierta cantidad de alimentos a un costo muy bajo, lo ineficiente de la política es la poca amplitud que mantiene, ya que a raíz del proceso hiperinflacionario que afrontamos, a la clase media se le es cuasi imposible adquirir alimentos por su alto costo, y al hablar de alimentos, es necesario acotar que si no se mantiene la capacidad de comprarlos siendo estos vitales para el normal desenvolvimiento de la vida, mucho menos se podrá destinar cantidades de dinero para adquirir bienes, servicios y comodidades; sin lugar a duda a la clase media venezolana, el sistema le ha dado varios golpes directo al hígado.
Es importante traer a colación que hoy en día en Venezuela, la clase media es cada vez más baja y el margen de bienestar entre los más y los menos poseídos cada vez es más amplio. Vivimos la peor parte de la historia de Venezuela, pero nunca debemos olvidar que las crisis son pasajeras, las realidades cambian, pero los países no se acaban.
Por: Leisther S. Baduy García
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